El ferrolano Rubén Coca, en uno de los rodajes de este fin de semana por el municipio (foto: César Galdo / Concello de San Sadurniño)
RAÚL SALGADO | San Sadurniño | Domingo 4 septiembre 2022 | 00:00
«Sempre teño que explicar onde está San Sadurniño», dice Manolo González en el estreno de una nueva edición del Chanfaina Lab, un certamen de cine que escapa de lo convencional. El festival arrancó en 2014 y sigue con el objetivo claro de «ser nós mesmos», cuenta su artífice, que reconoce que es «unha iniciativa pequena e modesta», pero «bastante produtiva» por sus resultados.
Y es que logra congregar a gente «de 18 a 74 anos», de «idades, xéneros, formacións ou experiencias moi diversas», tanto foráneos como locales, a los que se dirigen «especialmente» los talleres de las jornadas previas. En ellos, el Concello ha propuesto en este 2022, el año de la vuelta a la normalidad para el evento, iniciativas para profundizar en las necesarias nociones sobre montaje y sonido.
A ellas se ha sumado, por ejemplo, «un rapaz de 12 anos que ten unha canle de YouTube e quere mellorar» sus vídeos. González admite que esa «é a esencia da chanfaina, a mestura de cousas» que también caracteriza al producto gastronómico que da nombre al festejo, típico del entorno y que se elaboraba tradicionalmente tras la matanza del cerdo.
Participantes en el encuentro (foto: Concello de San Sadurniño)
En su estómago se introducían harina de maíz, sangre del animal o sus vísceras. Los promotores atesoran ya 135 piezas realizadas en estos ocho años de trayectoria, que siguen «vivas» y que acumulan «preto de 100.000 visualizacións», pero que permiten además dotarse de la enriquecedora visión del territorio sobre los visitantes.
Hay dos requisitos, rodar creaciones audiovisuales durante el fin de semana y sin salir de los límites del municipio. El propio alcalde, Secundino García, se «sorprende todos os anos» porque las cosas que cree conocer «parecen outras; os cineastas que veñen de fóra son quen de ver dende un punto de vista que non se nos ocorrería».
«Dentro de 20 anos, aquí quedan pezas que forman parte do patrimonio, permitirán ver como eran distintos aspectos da vida cotiá da comunidade», apunta el responsable de la cita. Un esfuerzo que no cae en saco roto, «queda aí», tras haber pasado ya por San Sadurniño casi 90 cineastas «de toda índole e condición», de Alfonso Zarauza a Óliver Laxe o Eloy Domínguez.
Una de las grabaciones del Chanfaina Lab (foto: Concello de San Sadurniño)
Sus últimos trabajos, a modo de regalo, se visionarán este domingo, al cierre del certamen. Para ellos, sostiene Manolo González, «acaba sendo un lugar especial na súa biografía». También ayuda que el festival se «celebra ao longo do ano» en realidad, ya que ahora se graba, «pero hai que montar» y se irán publicando las piezas cada viernes desde inicios del año entrante.
Son días de mezcla entre cineastas locales y foráneos, algo que no se suele ver y que se confirma cuando comparten «a cea ou colaboran nos propios filmes» de otros asistentes. «Tampouco é un festival que teña unha liña clara de vangarda ou cine popular, apostamos pola democratización da produción audiovisual», remarca.
Demostrar, en definitiva, que sin «un orzamento xigantesco» también se puede hacer cine con mayúsculas, confirmando que la Chanfaina brinda un celuloide más sabroso que nunca.