MARTA CORRAL | Ferrol | Jueves 16 julio 2015 | 14:50
Sí, ya está aquí un año más el Festival de Ortigueira. Cómo pasa el tiempo, ¿qué no? Y tú, que habías jurado y perjurado que no volverías después de 22 años sin faltar a una cita, estás buscando aliados para asaltar la Alameda. Y lo sabes.
Pero claro. Ya no tienes 18 tacos y eso de dormir rodeado de pibes entusiasmados por vivir su primer festival te da una pereza tela. Además, la idea que siempre tuviste de reservar habitación en algún hostal o alquilar un piso con colegas nunca se llegó a materializar porque siempre te acuerdas cuando ya está todo el pescado vendido.
Pero no puedes perdértelo. Tienes que aguantar el tirón hasta que te den el pin de plata del Caracas. Y como desde Ferrol360 queremos echarte un cable, hemos recopilado una serie de consejos que te ayudarán a perecer en Ortigueira como un auténtico marqués o marquesa. ¡¡LUME!!
Si quieres montarte un Ortigueira en plan guay es fundamental que antes de hacer nada intentes agenciarte un pase. Cuando pruebas el pase, amigo o amiga, ya no querrás ser uno más de los pringados que no tiene su acreditación al cuello. Indaga entre tus colegas, puede que alguno ponga un puesto de artesanía, toque en alguno de los grupos o tenga la desgracia de ser periodista… Échale cara y que te lo preste, por lo menos, para que puedas aparcar el coche en la mismísima pomada. Esto es básico.
Porque esa es otra, ni se te ocurra ir en FEVE. Y no queremos, con esto, ni mucho menos, que el tren tenga una caída de ventas, eh. No nos volvamos locos. Lo que intentamos decirte es que tus años de porrero ya han pasado a la historia. Y sí, que le dabas bien al asunto, pero ahora, en cuanto el primer pibe flipado se encienda un canuto a tu lado en el tren, te vas a poner de pato y lo sabes. Así que lleva tu coche o acóplate a alguien si no quieres llegar al pueblo con un bajón de tensión brutal.
Aunque insistimos, tener coche es tener poder. Podrás hacer de él tu centro de operaciones. Puede convertirse en tu cama, en tu armario, en tu despensa, en tu caja fuerte. Por eso es muy importante que esté a la sombra y no muy lejos de tu radio de acción nocturna.
Porque… ¿no pretenderás subir a Morouzos, no? (Risas). ¿Cómo te lo explico…? Que sí, que es un entorno precioso, con una playa espectacular al lado y en el que has pasado momentazos. Pero que no te puedan los recuerdos en positivo, recuerda los robos, el barullo constante, las carpas dance que parecen sacadas de Mad Max, la suciedad o el solaco asfixiante que te obliga a salir de la tienda. Por lo decir que la distancia a la zona de conciertos=pateada brutal.
A Morouzos se sube de visita, de paseo, para robarle unas garimbas a los coleguitas o porque has ligado; pero nada más. Recuerda que eres un(a) folkie entrad@ en años.
Si de verdad vas por la música haz del Caracas tu centro de operaciones. Desayuna allí por las mañanas, empieza con el licor café después de comer, pídele a Antón que te cargue el móvil, usa su baño antes del anochecer, tómate la primera copa en la terraza, disfruta de las sesiones y dale la brasa a los músicos famosos que no se resisten a pasar por este templo al bajar del escenario principal. Caracas way of life. (Nota mental: Si están tocando la zanfona no les revientes la sesión pidiendo «una de cantar». Respeta a los músicos o te odiarán para siempre y puede que te caiga un buen queime).
Un ejemplo de cómo puedes pasar a la posteridad sin saberlo. Estos chicos eran de Castroverde y esto fue en 2009 (foto: M.C.)
La higiene es importante, amigos y amigas, y con los años ya no llevamos tan bien la capita de costra encima. Fundamental hacerse un colega (puede ser el mismo o la misma que nos haya prestado su pase) que esté ubicado en el instituto. ¿Por qué? Pues porque puede colarnos de estraperlo para que nos demos una ducha exprés, nos cambiemos de ropa y nos lavemos los piños. Impagable.
Además, y no se trata de un tema menor, asegúrate de llevar pintadas las uñas de los pies o, en su defecto, no usar chanclas. Tu época de pies negro, colega, ya se ha terminado con la llegada de la treintena. Gracias a los cielos.
No olvides llevar siempre una mochila contigo. Tus tesoros estarán a buen recaudo si no te separas de ellos. ¿Básicos? Un pequeño botiquín con material para curar heridas, ibuprofeno para la resaca, Almax para preparar el estómago, Fortasec por si picamos en algún puesto de criollo ambulante y Fabe de Fuca por si no nos inspiramos en los baños públicos. Ah, y crema solar. Aunque llueva en Ortigueira siempre sale el sol en algún momento.
En el macuto, además, siempre cunde llevar algo de fruta para paliar pastosidades bucales, aparte de guardar la documentación, la pasta o las llaves del coche. Si llevas algún instrumento, siempre contigo. Los «amigos de lo ajeno» están muy atentos a los músicos lonas que se quedan dormidos en lugares públicos. (Nota mental: procura no quedarte dormido a la vista de la gente, pueden aparecer documentos gráficos en el lugar más insospechado que te hundan la vida laboral).
Muy importante: no te dejes vencer por la resaca. Si decides honguear se te pasará el festival en un abrir y cerrar de ojos. Oblígate a levantarte, métete en el mar a curártela, come… Lo que sea, pero no te vengas abajo. Y, lo primordial: si vas a consumir drogas, nunca lo hagas si no sabes su procedencia. No aceptes invitaciones de desconocidos porque ya no es que te puedan fastidiar la noche, es que te pueden dejar tocado de por vida. Si consumes, hazlo de forma responsable y anímate a llevar las sustancias a la carpa de Infodrogas para que analicen su contenido.
Por último, el consejo más ñoño de todos. Pero amigos y amigas, seguro que reconocéis que no podía faltar: no te enamores de un(a) músic@. No seas títere, por favor, que ya son muchos años. Que sabes de sobras que la mirada tierna desde el escenario la tienen más que ensayada. No caigas otra vez. Y si caes, que seas consciente de que sólo va a ser un rollo. No vale después obsesionarse con los vídeos de sus actuaciones en Youtube. Tus años de groupie han pasado, no sin dejarte algunas cicatrices, y el revival en estos casos no mola demasiado.
Pero ante todo, disfruta de Ortigueira. Dalo todo. Vence. Que llegue el domingo y no puedas con el culo. Que conozcas a decenas de personas nuevas (entre ellas, por favor, un fotógrafo, que así te quedan unas fotos bárbaras en las que saldrás de vicio) y entonces, el año que viene, después de prometerte que no volverás, acabarás conduciendo entre la niebla guiado por los acordes que retumban desde la Alameda. ¡Festa!