MARTA CORRAL | Ferrol | Viernes 6 febrero 2015 | 10:58
¿Serías capaz de fotografiar la brisa, el miedo, la pereza, el amor? ¿Serías capaz de contar una historia que nace de un sólo disparo? ¿Serías capaz o incapaz?
A veces las redes sociales te guiñan un ojo. En ocasiones, en tu muro, como por arte de magia, aparecen cosas bonitas abriéndose paso entre reivindicaciones, indignación, sucesos macabros y vídeos de gatitos.
Hace un tiempo, una de esas cosas concentró mi atención. Conocía ese lugar, pero no bajo esa mirada. Y ahí fue, en la Santa Comba virtual que me proporcionaba el Facebook en pleno invierno, como (re)conocí a Dani Santalla.
Un año y medio después de aquellas primeras fotos tomadas casi por casualidad durante sus paseos con su perro Nuno, este viernes presenta por segunda vez su trabajo en forma de exposición. Mirei lonxe para recollerme por dentro es el título de la muestra que se inaugura a las 20:00 horas en la Galería Sargadelos de Ferrol y que permanecerá abierta al público durante todo el mes de febrero.
Pero Dani no estará sólo. Los textos de Cächi y el vídeo de Catu Martínez complementan la historia que él quiso contar: «Quise mezclar la naturaleza con el ser humano. Como soy muy de paisajes y he empezado también con retratos a colegas, quise contar una historia visual con todo eso a la que Cächi le ha puesto texto y Catu movimiento, con un documental de cómo trabajo, que se proyectará continuamente en la sala».
Tomar un té rojo rápido con Dani en el Cafeto nos da para mucho, al contrario de lo que pueda parecer. Es puro nervio y habla con la agilidad de aquéllos a los que las ideas les fluyen constantes en su cabeza. Precisamente, la fotografía le ha servido para canalizar esa creatividad y para relajarse: «Como estoy medio desquiciado (risas), hacer fotos me relaja un montón. Si voy a la playa estoy relajado, así que empecé por esa vía y siempre retratando naturaleza, pero más que nada por eso, porque llevaba la cámara cuando vamos a pasear a los perros por la playa o el monte».
Penencia, San Jorge, pero sobretodo, Covas: Santa Comba y Ponzos son sus dos arenales fetiche donde hace la mayor parte de las sesiones. En esta última etapa comienza a hacer interiores, pero apoyados en un buen motivo: retratos al desnudo. «Fotografío naturaleza y lo más natural que hay en una persona es el desnudo», aclara.
Su pareja y sus amigas le sirven de musas y aedo: «Tengo una idea y llamo a colegas para materializarla. Quiero que la gente esté tranquila, natural. Intento dar confianza, porque en principio les da palo desnudarse, así que surge durante un paseo y empiezo a hacer fotos poco a poco. Al ritmo que ellos se sientan cómodos. Tengo que tener tacto y meterme en la piel de la otra persona. Probamos con ropa y, después, se van animando. Yo te digo lo que quiero, tú me dices si quieres hacerlo sí o no».
Dani Santalla describe su fotografía como «tranquila, natural y sencilla» tres aspectos que consigue editando muy poco sus fotos, solamente ajustando el tono: «Huyo de las típicas fotos, quiero naturalidad. No tengo iluminación, por eso prefiero la mañana, que es la luz que más me gusta. Luz natural. El flash no me gusta usarlo, es horroroso. ¿Y no me tengo que maquillar?, me dicen. Hija mía, no. ¿Para qué te vas a maquillar? Mis fotos son que te coja el punto».
En la exposición veremos paisajes, retratos y desnudos. Diecinueve fotos en total, aunque Dani avisa, que el número puede variar: «Soy muy de arroutadas, así que una vez que monte la expo puedo sacar alguna foto o poner otra. Al principio me salieron 18 de golpe cuando empecé a seleccionarlas y después puse una más, que creo que define todo el proceso. Me gusta el minimalismo, así que no quiero llenar a sala de fotos».
Todas ellas estarán a la venta, 35 euros costarán sin el marco y 10 euros más con él: «Estamos todos como estamos y tampoco quiero ponerlas más caras» confiesa. También vende a través de internet. Sólo hay que elegir las que más nos gusten de su Facebook o su Flickr y ponerse en contacto con él.
Las imprime en diferentes tamaños, desde 30×40 -el tamaño de las que expone en Sargadelos-, 20×25, 15×20 o 9×13. Este último formato, cuyo coste es de 5 euros por cada foto, es perfecto para coleccionar imágenes que, además, Dani te envía en un formato que sólo podríamos definir con este emoticono <3 (para los que no sean facebookianos, explicamos que si juntas esos dos caracteres aparece un corazón rosáceo que, sinceramente, es genial).
También realiza sesiones privadas, de hecho, tiene un par de ellas pendientes con bebés y le gustaría retratar a parejas, que nunca lo ha hecho aún. Mueve sus fotografías por todo el mundo adelante a través de las revistas especializadas, que recogen sus imágenes en cantidad de artículos: «Me pongo en contacto con ellas a través de Facebook. Les mando fotos y mi descripción, lo que hago. Lo envías para concursos o para participar en el siguiente número. Es la manera que tengo para darme a conocer, porque o eres alguien súper conocido o, si no, no tienes nada. Hoy en día hay un montón de fotógrafos».
La pregunta obligada en estos casos es la siguiente: ¿Y en Ferrol, qué? Dani no se ha planteado irse porque está cómodo aquí, «si nos vamos todos, qué triste ¿no?» dice, pero reconoce que los nuevos creadores lo tienen complicado: «En Ferrol hay mucho, mucho talento; pero no hay muchas oportunidades. O tienes suerte y conoces a gente que te deje exponer o no todas las salas te dan la oportunidad. Yo voy a poquitos, pero aquí no hay mucha cosa, estás como encerrado. Tenía que haber algo que todo el mundo conociera y supiera que existe, como un colectivo artístico potente, un exposición conjunta estaría guay. Aquí, por ejemplo, tienes el concurso Lidera Ferrol, pero no lo mueven, ni hay exposiciones después, así que tu nombre sólo sale en la prensa al día siguiente y ya está», admite.
Dani prefiere ir poco a poco y no tener muchos proyectos en la cabeza. Ir empezando uno cuando acaba el anterior, para disfrutarlos y no agobiarse, pero reconoce que la inauguración de la exposición este viernes a las ocho de la tarde le produce un poco de pánico escénico. «Me tomaré unos vinos antes para poder decir algo, porque me pongo muy nervioso», bromea, «tengo más miedo por hablar que por las fotos».
«Soy súper sensible. Me emociono muchísimo cuando alguien habla de mí. Ya me pasó en mi anterior exposición en Estudio Abierto, cuando nos presentó Alicia Seoane. Esto ya no es hacer fotos y enseñárselas a un colega y que te diga que le gustan. Hay gente que irá a la exposición que no me conoce de nada y verá mis fotos».
Admite que todas las opiniones le importan mucho, sean de profesionales fotógrafos o del público, porque cada uno ve las cosas de forma distinta, y que, realmente, los textos en gallego escritos por Cächi son el acompañamiento perfecto: «Cuando los leí me dió un vuelquito al corazón, escribe muy, muy bien».
El vídeo de Catu Martínez aún no lo ha visto, lo verá esta tarde al mismo tiempo que todos los asistentes a la inauguración: «Voy a llorar», reconoce.
Mirei lonxe para recollerme por dentro empieza esta tarde en Sargadelos. Preparen los <3