FERROL360 | Sábado 2 de mayo 2020 | 20:28
Cuando empezó el estado de alarma, la plantilla de Urbaser nos pedía tres cosas: que metiésemos las bolsas de basura cerradas en los contenedores para que no tuviesen que manipularlas, que no tirásemos colillas ni guantes de látex a la calle y que siguiésemos recogiendo los excrementos de nuestras mascotas.
Vamos, tres cosas que ya deberíamos hacer sin que tuviese nadie que venir a decírnoslo. Sin embargo, semanas después de aquel primer aviso la situación, lejos de mejorar, ha empeorado y los trabajadores que intentan mantener la ciudad limpia en estas circunstancias tan excepcionales empiezan a estar hartos.
Las colillas se han multiplicado porque, en algunos puntos, los vecinos que fuman en las ventanas deciden que es mejor arrojarla a la vía pública que apagar el pitillo y depositarlo en su basura doméstica. Algunos dueños de perros tampoco lo han hecho mejor: parece que al haber menos gente en la calle no se sienten cohibidos a la hora de dejar las heces tiradas.
Seguimos viendo voluminosos en el entorno de los contenedores cuando el servicio está suspendido desde el comienzo de la alerta y cada vez son más los guantes e incluso las mascarillas que se ven en la vía pública. Además, las bolsas se acumulan fuera de los contenedores aunque estén vacíos. Vamos, todo un ejemplo de incivismo que avergüenza.
Incluso el alcalde de Ferrol, Ángel Mato, ha usado sus redes sociales para denunciar la situación. Publicó una fotografía de los contenedores subterráneos que hay en la plaza de Amboage, a los que se han sumado de refuerzo dos más, pero aun así había bolsas fuera que, después, las gaviotas picotean hasta esparcirlo todo: «No es tan difícil, basta con meter la basura en el contenedor. ¡Así, no! Ferrol está limpio si todos y todas contribuimos a ello. Es nuestra ciudad, cuidemos de ella», escribía.