FERROL360 | Jueves 13 febrero 2020 | 9:58
La Real Academina Galega de Ciencias (RAGC) homenajeará este año al ingeniero, arquitecto naval, farmacéutico, escritor y divulgador Andrés Comerma y Batalla coincidiendo con el Día da Ciencia en Galicia. Pretenden así reivindicar la importancia de la investigación a través de una de las figuras más destacadas, pero desconocida para el gran público.
Nacido en Valls (Tarragona), Comerma ocupó una plaza en la Escuela de Ingenieros de la Armada en Ferrol a los 21 años. Tres años después fue nombrado profesor de Física y Geometría de la Maestranza e ingeniero auxiliar del astillero. Durante esa etapa, además, se licenció en Farmacia por la Universidad de Santiago. y ejerció como corresponsal para un periódico catalanista.
Polifacético y visionario, la RAGC celebrará un acto en su honor el 8 de octubre, pero antes organizará junto a diversas entidades científicas varias actividades de difusión y divulgación sobre su figura. Destacan que la comunidad científica lo considera «unha das figuras máis relevantes da tecnoloxía naval española dos últimos séculos».
No en vano, Comerma fue el autor del proyecto y director de obra del dique de la Campana, la obra más importante realizada en Galicia en todo el siglo XIX y una de las construcciones más grandes del mundo en su época. Unas 200 mujeres se encargaron de retiradas 174.000 toneladas de piedra y tierra en casi 12 millones de capachos.
El dique, que se construyó entre 1873 y 1879, sigue funcionando hoy en día. Entre otros logros, a Comerma también le debemos la instalación de la primera línea telefónica de Galicia, que en 1878 comunicó la Capitanía con el Arsenal. También investigó con Rayos X, electricidad o el cinematógrafo, además de hablar ocho lenguas (catalán, castellano, gallego, portugués, francés, inglés, alemán e italiano).
Publicó obras como Curso práctico de construcción naval (1868) o Los castillos feudales de Moeche, Narahío y Andrade, además de escribir en El Correo Gallego. Cuando pasó a la reserva en 1891 se trasladó a Madrid para trabajar como catedrático, pero antes había ejercido de ferrolano de pro presidiendo el Ateneo Ferrolán, el Casino Ferrolano, la rondalla Airiños da miña terra y la junta de accionistas del teatro Jofre. En 1910 volvió a la ciudad naval, donde falleció en 1917.