De izquierda a derecha y desde arriba: Pablo Maciñeira, de A Escondida; Cristian Santiago Breijo, de Marea; Marisa Cabanas, de A Miranda, y Sergio Baamonde, de Mar de Ardora (foto: Mero Barral / Ferrol360)
CAROLINA PERNAS / MERO BARRAL | Ortigueira / Cariño | Viernes 3 julio 2020 | 20:05
Nadie acaba «por casualidad» en el Ortegal. Una zona tan extensa como extraordinaria sigue siendo hasta cierto punto desconocida con excepciones tan memorables como anecdóticas. Un cerdo que pasea libre por una playa, un banco que se hizo famoso por una foto o un festival con décadas a sus espaldas al que solo pudo parar el coronavirus.
Pero el Ortegal tiene otra cualidad, la de atraer a aquellos cuya habilidad para imaginar se hace negocio. Marisa Cabanas imaginó en el 2007 una «casa moderna» en lo alto de la aldea de Barral, en el término de Cariño. «Justo antes de la crisis», bromea, «pero sobrevivimos».
«La mayoría del turismo rural se entiende como rehabilitación, pero nosotros pensamos que, si íbamos a construir algo desde cero, íbamos a echar mano de la arquitectura contemporánea», afirma, antes de explicar que siempre quiso un lugar «donde te sintieses como estando fuera aunque tuvieses que estar dentro».
Hotel A Miranda, en Cariño (foto: Mero Barral / Ferrol360)
Tuvo suerte de encontrar a los profesionales que hicieron de su visión una realidad. Esta mujer, cuya vida estaba previamente dedicada a la educación, quería que todo aquel que pasase por allí no tuviese más remedio que quedarse a admirar una vista que no existe en ningún otro sitio.
Y así nació el Hotel A Miranda, en el que todos sus huéspedes se levantan por la mañana con la imagen de lo que todavía es naturaleza pura. «La decoración es muy minimalista porque quién puede competir con eso», nos dice, señalando hacia la ría, que está siempre llamando nuestra atención.
Marisa reabría sus puertas esta semana para recibir a sus primeros visitantes y sigue anotando reservas para un verano que, espera, pueda parecerse a los de antes, aunque la suspensión del festival folk ha dejado algún hueco en sus libros.
Hotel A Miranda, en Cariño (foto: Mero Barral / Ferrol360)
Para esta mujer de 63 años, la cuestión es personal, puesto que es seguidora inquebrantable de la cita desde que tenía 17, pero cree que hace falta más que una pandemia para terminar con ella. «Ortigueira y el festival siempre han podido conjugar gente muy diferente, desde jóvenes a vecinos y viejas glorias como yo; sobrevivirá», afirma.
Entre los cambios que han implementado para atender los requirimientos sanitarios, uno del que está particularmente orgullosa. Unas cortinas de ducha que se cambian diariamente, como las sábanas, y que llevan su emblema, el de la «casa moderna» en lo alto de la colina.
Mar de Ardora también surgió de la imaginación y de la capacidad de ponerla en práctica de dos jóvenes ferrolanos, Sergio Baamonde y Alberto Sánchez de Toca.
Instalaciones de Mar de Ardora en Ortigueira (foto: Mero Barral / Ferrol360)
Se instalaron en Ortigueira en 2013 para presentar un alimento no enteramente desconocido, pero sí menos presente que otros, las algas gallegas, con un proceso diseñado y ejecutado por ellos, literalmente del mar a la mesa. El covid no les hizo detenerse.
«El área de venta a restaurantes, por ejemplo, se paró completamente, pero las demandas de suministro a tiendas bio creció, para compensar. Nosotros nunca paramos». Con muchos buscando fórmulas para protegernos de esta o la siguiente pandemia, Sergio relata cómo nuestra alimentación puede ser clave.
«Las algas se están usando desde hace tiempo por sus compuestos bioactivos, incluso para la producción de fármacos; refuerzan el sistema inmunológico, tienen gran capacidad antivírica, actúan como antioxidantes…».
Instalaciones de Mar de Ardora en Ortigueira (foto: Mero Barral / Ferrol360)
Sergio va más allá y afirma que pandemias «como esta han pasado antes y van a volver a pasar y una de las fórmulas para enfrentarse a ellas es cuidar mejor de nuestro ecosistema y de nosotros mismos para paliar el impacto». En pocas palabras, comer sano, a lo que pueden contribuir sin duda empresas como la suya.
Si de algo sabe Mar de Ardora es de reinventarse mirando hacia delante, con asociaciones con firmas afines como Algamar, con nuevos productos, como los patés o los alimentos reforzados con los extractos más saludables de las algas autóctonas.
Con nuevas fórmulas de producción para facilitar el proceso artesanal y totalmente ecológico y hasta nuevos envases que no llegarán para mejorar su imagen, sino para proteger nuestro entorno. El siguiente reto, paradójicamente, convencer al mercado gallego, donde menos se vende.
Instalaciones de Mar de Ardora en Ortigueira (foto: Mero Barral / Ferrol360)
«Hay recelo a usarlo porque creen que a la gente no les va a gustar; no hay ese instinto de estar orgulloso de lo nuestro». Quizá por llevarle la contraria, esta misma semana el restaurante Marea, en pleno corazón de Cariño, recibía su primer pedido de algas de Mar de Ardora para incorporar a su menú, que ha sido renovado en su totalidad durante la cuarentena.
Un menú que se actualiza constantemente. Cristian Santiago Breijo, chef y propietario de un establecimiento que el 30 de junio cumplía su primer año de vida, reabrió sus puertas hace ya casi un mes y nos dice que esta segunda apertura en 12 meses ha sido «bastante buena» tanto por reservas en su local como por los pedidos de comida para llevar que han preparado.
«Nosotros somos de cambiar algo todos los meses, pero no en el producto, que siempre es local». Su clientela, como la de todos los locales hosteleros, está todavía adaptándose a las normas de esta nueva normalidad. Así, nos explica, «la gente está reacia por el cómo venir, pero no a venir». Y alguien se puede preguntar, ¿qué tiene de imaginativo un restaurante?
Restaurante Marea, en Cariño (foto: Mero Barral / Ferrol360)
Además de un muy atractivo menú en el que se cuentan desde carrilleras al café a curry de pescado o su propia versión de las torrijas, básicamente haber encontrado la variante gastronómica que esta zona no tenía a su alcance.
«La oferta que había prácticamente en toda la comarca eran bares que te dan de comer y alguna cocina tradicional; nosotros queríamos escapar de eso y decidimos montar un restaurante en el que la elaboración fuera contemporánea, con influencias modernas pero respetando el buen producto local».
Buena parte de su clientela son gente que busca comer en Marea mientras hace turismo por el Ortegal o viceversa, algo que no se le escapa a Cristian. «Si ofreces algo bueno e innovador la gente viene y eso ayuda a mover otras cosas dentro de la comarca; si a nosotros nos va bien, a todos nos va bien”.
Restaurante Marea, en Cariño (foto: Mero Barral / Ferrol360)
Y de imaginación, versatilidad y cooperación sabe mucho Pablo Maciñeira, un jovencísimo «profe de surf», en sus propias palabras. Dirige y enseña en la Ortegal Surf Escola, es socio en el café concierto A Escondida de Espasante y presidente de la Asociación de Turismo de Ortegal.
Todas estas facetas le han dado mucho que hacer durante la reciente crisis y la última en ser retomada será precisamente su participación en A Escondida, cuya reapertura se materializó el pasado miércoles. «La escuela está funcionando prácticamente con total normalidad», nos comenta.
«Empezamos con grupos locales muy reducidos, pero el Concello nos apoya mucho y estamos teniendo incluso más niños que en años anteriores; es una forma de hacer deporte al aire libre, con sus amigos y muy segura», afirma.
A Escondida, en Espasante (foto: Mero Barral / Ferrol360)
Una actividad, la surfista, que sigue viviendo su explosión como reclamo para los visitantes en toda Ferrolterra en los últimos años y que Pablo quiere ampliar aún más.
«Las playas son un recurso turístico y en eso se enmarca el surf, como cualquier otra actividad, pero mucho más divertido; queremos que sea como la Semana Blanca en la nieve, que la gente programe su año para venir aquí».
Como hostelero, prefiere no pensar en lo que ya se ha perdido, como la temporada de Semana Santa, y sí en lo que puede dar de sí este verano. «La situación es excepcional y el que quiera jugar tiene que adaptarse a las normas», afirma, y añade que todo «lo que podamos hacer será bienvenido».
A Escondida, en Espasante (foto: Mero Barral / Ferrol360)
Advierte, sin embargo de que su «responsabilidad es esto», señalando a su local y terraza, «luego todos tenemos la responsabilidad moral, pero los hosteleros no podemos ser responsables por todos».
La asociación que preside pasó de tareas de promoción a informativas y divulgativas sobre el covid durante meses, pero poco a poco las aguas se han ido calmando y Pablo es optimista sobre la temporada.
A las puertas del verano, el Ortegal está ahí, dice Pablo, para aquellos que no «vengan buscando sol y playa, sino un entorno diferente; la esencia gallega, calidad de vida y tranquilidad».
(Fotos: Mero Barral© – 2020. TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.)