Isidro Silveira Rey, a su llegada a San Julián (foto: Daniel Alexandre / Diario de Ferrol)
Bancos repletos, gente de pie en las naves laterales y puertas en las que también se apostaban decenas de personas. La concatedral de San Julián se ha quedado pequeña para dar el último adiós a Isidro Silveira en un multitudinario funeral. La familia del presidente del Racing ha sentido el calor de ciudadanos anónimos, empresarios, políticos o deportistas.
Tres sacerdotes han oficiado un acto litúrgico en el que ha salido a relucir la «lucha» contra la enfermedad del dirigente. La primera plantilla verde, el cuerpo técnico y el consejo de administración no han faltado, con el vicepresidente José Criado al frente. Un amigo del mandatario vigués cerró la cita con una lectura.
Antiguos jugadores que ahora son entrenadores, como Ángel Cuéllar, o técnicos que siguen ejerciendo, desde los hermanos Veiga a Miguel Ángel Tena o Míchel Alonso, han acudido al evento religioso. También han asistido el alcalde de Ferrol, Jorge Suárez; el vicepresidente del Parlamento de Galicia, Diego Calvo, o el secretario de Estado para el Deporte, José Ramón Lete Lasa.
Declaraciones
Ahora en Madrid, el anterior secretario xeral para o Deporte cambió su planificación del día para presentarse en Ferrol. Lete Lasa ha definido a Silveira Cameselle como «uno de los hombres importantes», confesando su «respeto y admiración». Como muestra de su «aprecio personal», ha dicho que «el deporte está lleno de personas importantes y entrañables, esto era Isidro».
«Hay figuras, como la de Isidro, que marcan un antes y un después», ha considerado, para augurar que «el legado de Ferrol, del Racing y del fútbol gallego seguro que va a estar marcado» por su trayectoria deportiva y de gestor. Una «persona muy sensata, lo ha heredado su hijo; les quiero transmitir nuestro mensaje de apoyo, con presidentes así se forja el futuro del deporte español».
Tampoco falló Augusto César Lendoiro. El expresidente del Deportivo fue «compañero de estudios» de sus hermanos y mantuvo con el «gran jefe» del Racing «una amistad» intermitente y una «muy buena relación humana». Más allá de los «distanciamientos a veces absurdos» que hay en el deporte. Él fue «un hombre de fútbol toda la vida» y «tenía temperamento de ganador», dijo.