TEXTO Y FOTOGRAFÍAS: ALICIA SEOANE | Ferrol | Jueves 25 mayo 2023 | 12:38
La UNESCO ha otorgado este miércoles de forma oficial el título de Geoparque Mundial al Xeoparque do Cabo Ortegal, entrando en el selecto club de los 200 espacios de estas características que existen en todo el mundo, 16 de ellos en España. Tenemos la suerte de vivir en uno de esos territorios del planeta que poseen un atractivo especial, que nos hacen únicos. Cuando fui a entrevistar al geólogo Francisco Canosa, involucrado desde el principio en el proyecto, aún no se había hecho pública la declaración, pero muchas personas estaban expectantes y ansiosas porque así fuera.
Nos vimos en Meirás. El Muramar, estaba cerrado, pero todas las mesas de la terraza estaban libres. Al fondo olemos el mar, todavía es primavera, nos acompaña el buen tiempo. Fran me hace partícipe de la emoción de lo que implica geológicamente nuestro territorio. Sabe explicarlo para todas esas personas que, como yo, no somos entendidas. Lo pone fácil con ejemplos que te imaginas sin esfuerzo. Pocas veces he sentido la ilusión de comprender la grandeza de lo que antes observaba sin saber.
Cuántas veces mirando el horizonte u observando la costa he sentido que esta tierra es mágica, que de verdad hay algo que la hace especial y diferente. Siempre sentí que todo esto era una paranoia, una emoción subjetiva que compartimos muchas personas, pero después de esta conversación he comprendido que había una explicación, que aquí la costa ha presenciado durante millones de años tantas historias que ni imaginamos. Si la tierra hablara, quizá tendría la voz de Fran.
FERROL360 – ¿Cómo llegas al proyecto de Xeoparque?
FRAN CANOSA – A mí siempre me gustó la geología; de hecho, antes ya hacía algunas actividades en la zona de Ferrolterra. Más adelante, me fui a Salamanca a estudiar Geología porque aquí en Galicia, curiosamente, no tenemos esta formación pese a tener un patrimonio tan rico. Cuando terminé la licenciatura, conseguí una beca para hacer un Máster y un Doctorado en la Universidad de Oviedo.
Durante estos años, cuando me coincidía venir, empecé a hacer algunas actividades con el Club de Montaña, con la Sociedade Galega de Historia Natural, con asociaciones que estaban vinculadas a estos temas. Con el tiempo, ya fui conociendo bien el patrimonio tan particular que tenemos en esta zona y me fui especializando. Más adelante, con algunos ayuntamientos empezamos a apostar por ello y montamos la Asociación de Amigos del Parque Xeolóxico do Cabo Ortegal; pero todo esto fue mucho antes de pensar en un geoparque.
360 – ¿Esta asociación fue como un punto de inicio?
FC – Sí, podríamos decir que pudo ser un punto de inicio. Fue un arranque para poner en valor el potencial geológico de esta zona porque era muy conocida entre el contexto científico, pero no a nivel social. Así que empezamos a hacer charlas para divulgar todo este patrimonio tan rico que tenemos, a difundir toda esta información por los concellos que poseen zonas de especial interés, geológicamente hablando. Hablamos con los que actualmente están en el Xeoparque y con As Somozas, aunque finalmente no quisieron entrar en el proyecto.
360 – Están siete concellos de la zona, ¿no?
FC – Sí, están Valdoviño, Moeche, Cedeira, San Sadurnino, Ortigueira, Cerdido y Cariño. Nosotros, al empezar, vinculamos este patrimonio geológico con su territorio. Por eso empezamos sensibilizando a estos concellos de las posibilidades tan enormes de esta zona. La geología es el eje central, como el paraguas donde poder vincular a un territorio con su cultura, gastronomía, lengua, deporte… Esto es lo interesante del geoparque, que no están solo pensados por su valor geológico, sino todo lo que conlleva estar dentro de un geoparque, que va más allá de la geología.
360 – Vosotros dejáis esta semilla plantada, pero entiendo que en algún momento los propios concellos empiezan a vincularse y a emocionarse también con esta posibilidad que se abre de repente de ser un geoparque, ¿no?
FC – Lo más importante de este trabajo era sensibilizar a los alcaldes, que entendiesen que ser geoparque no suponía solo ciertas restricciones, que es lo que más miedo les daba, sino también un abanico de posibilidades. Ellos hicieron visitas a otros geoparques y allí fue donde se dieron cuenta del enorme potencial de esta distinción. Hay muchas cosas que cambian del territorio, pero no para mal, no es solo una figura restrictiva. Luego empezaron a hacerse las georutas y a implicarse más. Esto no fue una tarea sencilla, porque incluso siendo a veces afines, ponerse de acuerdo es complicado.
360 – Cómo fue el proceso de involucrar a los concellos, lleváis años con esto, ¿no?
FC – Sí, son ocho años de ir poco a poco perfilando esta posibilidad. Obviamente, los últimos años fueron ya a contrarreloj y el proceso fue intensificándose. La visibilidad fue exponencial y los medios empezaron a hacerse eco de lo que estaba pasando aquí. Los vecinos se empezaron a involucrar y los propios concellos consiguieron demostrar que pueden existir acuerdos más allá del interés individual.
Piensa que en estos años hubo cambios de alcaldes, de personas y partidos con diferentes sensibilidades. Hubo cosas en las que personas del mismo partido, uno estaba de acuerdo y otro en contra. Es decir, se dieron muchas situaciones de todo tipo, de consenso, de aprender a ceder. Es importante que nada de esto fue un logro individual, fue entendido desde el pensamiento colectivo. Que por primera vez se pudo conseguir desde esa perspectiva de lo común de un territorio. Esto fue muy importante y ayudó mucho el apoyo de la Diputación de A Coruña como institución externa.
360 – ¿Y los vecinos?
FC – Pues, al principio, había una sensación de desconcierto, de ver esto como algo geológico que tampoco les afectaba directamente. Pero, con el tiempo, la gente empezó a participar de las rutas y empezaron a ser partícipes de una ilusión colectiva. Ya era importante para ellos esa distinción de ser un Geoparque de la UNESCO. La gente se empataba con esta emoción compartida. Muchos vecinos han montado su propia casa rural o se han lanzado a crear su empresa de rutas para ir haciéndolas ellos mismos. La implicación ha ido en aumento a lo largo de estos años.
360 – Geológicamente hablando, ¿cuáles son las singularidades de esta zona?
FC – Las rocas que tenemos aquí no podemos verlas en casi ninguna parte de nuestro planeta. Por eso, a las rutas les pusimos el título de un viaje al interior del planeta. Algunas de nuestras rocas para verlas tendríamos que cavar en la tierra a más de 100 kilómetros de profundidad. Aquí la geología nos dejó al descubierto algo que no estamos habituados a ver. Todo esto condiciona también la propia vegetación que se crea en los entornos, que son totalmente particulares de este tipo de espacios.
360 – ¿Estas rocas existen en otras partes del mundo?
FC – Sí, existen, pero es un fenómeno difícil de ver. Aquí tenemos que imaginarnos cómo una roca que está tan abajo se acerca a la superficie… Lo que aquí sucedió fue un choque de continentes, estas supermontañas que serían más grandes que el Himalaya se desgastaron totalmente. Lo que estamos viendo son la base de unas montañas que eran inmensas.
360 – Ahora que lo dices, recuerdo que, en el colegio, nos explicaban que las montañas de Galicia eran más viejas porque eran más bajas y redondeadas, ¿es esto cierto?
FC – No [Ríe]. Eso nos lo contaron a todos en el colegio, pero no es exactamente así. La erosión es un proceso que está sucediendo constantemente y que no siempre percibimos. Tenemos que pensar que estas rocas que vemos tienen 350 millones de años. Cualquier montaña, imagina el Everest, si la expones al fenómeno de la erosión durante millones de años acabaría desgastada. En geología hay acontecimientos que se repiten en el tiempo.
Se dio un momento de formación de montañas, que es cuando se formaron los Pirineos, los Alpes o el Himalaya. Esa formación lo que hizo fue reactivar cosas que había en la tierra. En ese momento, el terreno era una planicie, pero muy fracturada. Ese nuevo choque entre la Península Ibérica y el resto de Europa reactivó esas fracturas e hizo que el terreno se comportase como las teclas de un piano. Haciendo que unas zonas subiesen y otras bajasen.
Esas zonas que subieron son nuestros acantilados, que son acantilados tectónicos. Imagínate una de esas teclas, pues serían las montañas de Galicia. Las montañas están aquí expandidas porque el territorio era como un puzle. Si hay un choque, unas piezas suben y otras bajan; pero si te fijas no son como otras montañas que se forman en una cordillera todas juntas. Aquí el territorio tenía unas condiciones que hace que las montañas quedasen esparcidas. Tuvimos montañas dos veces, aquellas previas y las que hay ahora.
360 – Cuando empezáis a explicar a la gente todo esto, ¿vosotros sois los que os dais cuenta de que existe una figura dentro de la UNESCO que pone en valor y protege este tipo de territorios?
FC – Nosotros, lo que veíamos es que, si no se entraba en esa clasificación de Geoparque de la UNESCO, existen otras calificaciones que protegen el territorio. Podíamos quedarnos en ser un Parque Geológico; pero en este momento ya los alcaldes estaban muy motivados con que querían esa distinción máxima de Geoparque.
360 – ¿Qué implica ser un Geoparque de la UNESCO?
FC – Para que te hagas una idea, solamente tenemos 200 geoparques en el mundo. Tener un geoparque es una oportunidad de dar a conocer un territorio, pero de manera diferente. Esto trae consigo que más gente quiera visitar la zona. Pero ojo, no estamos hablando de un turismo como mucha gente puede pensar y esto lo dijimos muy claro desde el principio: es un turismo sostenible. Es un tipo de turismo sostenido en el tiempo. No es masificado.
Es un turismo que tiene que dejar una riqueza en el territorio, no es un turismo de paso ni de velocidad. Hay que proteger la costa y proteger los espacios. Nuestra propuesta es crear una serie de visitas y de experiencias, pero sin morir de éxito y sin que el patrimonio natural se vea afectado. Vengo de la playa de As Catedrais y es justamente el ejemplo de lo que no se tiene que hacer.
La marca geoparque es una marca de calidad que puede permitir que una empresa, sea del producto que sea, imagina una empresa de vino, lleve la marca del Geoparque, que es una marca que te da un valor a nivel mundial porque está en una red donde tienes relaciones con otros geoparques. Ser geoparque asegura que se cumplen unos criterios.
360 – Cuéntanos, ¿qué criterios hay que cumplir?
FC – Cada cuatro años hay una revalidación de la distinción de Geoparque. Se suelen dar tres situaciones: que son favorable, favorable con condiciones o desfavorable porque ya es un desastre y pierdes la distinción. El caso de O Courel está en esa situación de favorable, pero con condiciones, por ejemplo. Los objetivos que tenemos para este Xeoparque es marcarnos unos objetivos continuados, pero sin ser pretenciosos. Es importante de aquí a cuatro años establecer unos objetivos que podamos cumplir, un programa de visitas, no solo geológicas sino también patrimoniales e intentar presentarlas a lo largo del año.
Hacer propuestas que pongan en valor otros criterios que son importantes dentro de la distinción de Geoparque; por ejemplo las fiestas tradicionales, cultos religiosos y romerías vinculadas a la zona. En este sentido, hay mucho potencial y es una puesta en valor de todo el territorio. Cuando llegaron los evaluadores tuvieron en cuenta el sentimiento de acogida de la gente, su idioma, la ilusión, la vinculación al proyecto… fue algo muy importante también para conseguir la distinción.
360 – ¿Cómo fue esa visita de los evaluadores de la UNESCO a esta zona? Me han contado que fueron días muy intensos…
FC – Bueno, en el momento en el que vienen los evaluadores, ya el proceso está muy avanzado, los concellos ya tenían una empresa que les ayudaba a hacer ciertas gestiones para poder tramitar subvenciones y de más, ya que supone una carga de trabajo enorme. Los concellos crearon una sociedad con carácter jurídico, que es la Asociación para la Gestión del Proyecto del Xeoparque Ortegal. Ahí se contrata a una consultora local, que es Goodlife, para poder tramitar todo esto, que lleva mucho trabajo. A mí se me contrataba para hacer el tema de las georrutas.
Para obtener la distinción, primero se entregó un dossier a la UNESCO y se pidió la candidatura para ver que lo que presentaban era tangible. Vinieron los evaluadores internacionales, en este caso uno uruguayo y otro inglés. Ellos saben bien cómo funcionan los geoparques y fue una visita intensa a más no poder, ya que son casi 700 kilómetroscuadrados de territorio. Tuvimos que elaborar una hoja de ruta para enseñarles, no solo el territorio, sino toda la parte humana de empresas y personas involucradas. Eso fue la clave del proyecto, que tuvieron contacto con la realidad de estos espacios.
Conocieron nuestra cultura, gastronomía, espacios naturales, y se quedaron muy contentos. Ellos con la experiencia hicieron un informe y lo enviaron de nuevo al Alto Comisariado de la UNESCO, que es quien decide que el Xeoparque sea propuesto o no. Ahora, sabiendo que la declaración es positiva, no solo es una alegría por la emoción de todo lo que ha sido el proceso, sino que es una noticia muy importante para la comarca. España es uno de los países con más geoparques, así que conseguir esta distinción aún era más complicado aunque ningún otro geoparque nacional cumple nuestras características, lo cual es importante, y hace de nuestro territorio un lugar único.