M. CORRAL | Ferrol | Sábado 7 diciembre 2019 | 15:44
Si vivimos lo suficiente como para viajar en el tiempo, seguramente muchos de nosotros escogeríamos retroceder hasta nuestra niñez. A aquel tiempo en el que todo era fácil y el verano duraba siempre. Cuando no faltaba nadie en la mesa por Navidad y se olfateaba la felicidad todos los días.
Mientras esperamos el milagro de la ciencia, en Ferrol han puesto en marcha nuestra peculiar máquina del tiempo un año más. El pasado 29 de noviembre empezaron a moverse de nuevo las cabezas de los habitantes del belén de la Orden Tercera que Alfredo Martín esculpió con sus manos sirviéndose del material con el que están hechos los sueños.
Se trata de la segunda Navidad que su creador no puede ver, al menos desde la Tierra, las sonrisas que arrancan sus figuras. Las primeras, en la inauguración, fueron de personas migrantes que llegaron a Ferrol desde África y Latinoamérica y forman parte de la ONG Movilidad Humana. Los hijos de Martín, Ana y Alfredo, así lo quisieron.
«Una hermosísima niña musulmana cortó la cinta inaugural y unos músicos peruanos interpretaron villancicos al son del tambor y el saxofón». Su deseo, el de todas las personas que hacen posible un año más que el Nacimiento más famoso de la comarca cobre vida, es que «no se les cierren puertas, que no tengan que llamar a posadas que no los cobijen, que no tengan que ampararse en un pesebre… Ese es el auténtico espíritu de la Navidad».
Este puente se antoja el momento perfecto para acudir a algunas de sus funciones. Se puede visitar los viernes, sábados y domingos hasta el 20 de diciembre de 17:00 a 21:00 horas. A partir de esa fecha y hasta el 6 de enero abrirá todos los días en el mismo horario. La ubicación, la de siempre: bajando por el Parador hacia la capilla franciscana, antes de llegar a la Glorieta de Alfredo Martín.
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