MARTA CORRAL | Ferrol | Jueves 20 marzo 2014 | 11:45 En silencio, sin levantar la voz ni hacerse notar, sin armar jaleo. Con una nota escueta, agradeciendo los años de confianza depositada, colgada en la puerta. El motivo no ha sido la crisis, sino la falta de relevo al frente del negocio, lo que ha empujado a la familia Punín Dorrio a colgar el cartel de «cerrado», dejando atrás casi un siglo de analíticas, reactivos, sueños y pesadillas: «Toda una vida». Isabel Dorrio, al frente del negocio desde que falleció su marido Manuel Punín, nos abre las puertas de su casa, situada encima del mítico laboratorio, el primero en funcionar en Ferrol y comarca. De la mano de esta mujer fascinante recorreremos la historia del laboratorio, su propia historia. ...
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