MARTA CORRAL | Ferrol | Miércoles 16 abril 2014 | 14:28 Cuenta la leyenda que un barco cargado de sal arribó al puerto de Ferrol y, al disponerse a descargar su mercancía, emergía la talla de un Cristo de entre la carga. Los marineros del mercante, emocionados, quisieron zarpar de inmediato para repatriar la imagen que habían encontrado; pero, tras varios intentos de hacerse a la mar, los temporales lo impidieron, arreciando en la pequeña villa marinera. Creyeron entonces que el Cristo quería quedarse en Ferrol. Y así se hizo. Lo depositaron en la iglesia del Socorro y pudieron zarpar con la mar en calma. Cada Miércoles Santo son miles las personas que acompañan al bautizado como Cristo de los Navegantes. Muchas de ellas, íntimamente ligadas al mar, como miembros ...
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