Ferrol360 Un giro a la actualidad comarcal.
MARTA CORRAL | Ferrol | Lunes 8 mayo 2023 | 13:59
La lluvia, que consiguió chafar algunas de las actividades programadas, dejó paso a un sol espléndido para que el domingo de Os Maios en Canido fuese una fiesta en la calle, un espacio que nos iguala a todos, donde se celebran las cosas bonitas de la vida. Una celebración de los vecinos y vecinas, pensada por ellos y ellas, trabajada desde lo colectivo y sin más ambición ―que no es poca― que la de compartir unos bailes, unos talleres, unos juegos infantiles y unas cantadas: desde el escenario y también en las sobremesas.
Serpenteando por las calles, plazas y jardines fueron apareciendo mesas de patrón desde primera hora de la mañana, cuando el barrio amanecía todavía con la resaca del sábado noche y paseaban solo los madrugadores que compran la prensa y toman el café. Los maios florecieron este año más que nunca, en cualquier esquina: desde la xesta de la farmacia de Ana hasta las coronas en las casas de Alonso López, pasando por letras floridas de Canido, el coche más fotografiado de Alegre o el propio Cruceiro, cumpliendo la tradición un año más las familias de Reme y de Os Cornechos.
Entre el trajín de sillas y carpas, Movilidad Humana montaba su mesa, desde donde nos invitaban a probar varios bocados de Perú, Ecuador o Colombia y a conocer su labor. A su lado, Xeración pintaba maios en la acera, con tizas de colores, uno de los grandes atractivos para niños y niñas. Las actividades infantiles centraron buena parte del programa e hicieron de Os Maios una fiesta especialmente familiar. Mientras probaba una arepa y hablaba con Soledad Lucero, Bosco Castro nos vino a pedir una aportación para el maio que estaba haciendo con sus amigos y después poder darse una vuelta en los coches que chocan.
El Toldo da Tafona se convirtió una vez más en el corazón solidario que late en el barrio para colaborar con la gran labor que lleva a cabo la parroquia de Santa Cruz y San Rosendo con las personas que están pasando una época vulnerable. Pincho y cerveza por 3 euros mientras vibraban las ferreñas y las voces de las cantareiras. Y te encuentras con las vecinas que hace años que no ves, como Virginia Souto, que para mí siempre será además la nieta de José Manuel el de Brecado. Un hombre bueno al que seguimos echando de menos.
Saludabas a unos y otros pero, quizás este año, el «opa» habitual sonaba algo diferente y se acompañaba de una sonrisa cómplice, para bien o para mal, dependiendo de la simpatía que suscita el PP de Ferrol en la persona que te estabas encontrando. En líneas generales, que los populares hayan decidido usar el saludo canidiense en su campaña ha provocado opiniones encontradas. En todo caso, el «opa» que sí sonaba fuerte, rotundo, era el «opa Racing». Las camisetas se multiplicaron en las calles y los bares, sobre todo el local de la SRD Canido y el D’Tapas, se llenaron de racinguismo para seguir con pasión, nervios y pitada al arbitraje el partido en Salamanca.
En la calle Alegre no faltó el mítico agarrado de Esther Estévez con el nonagenario más animado, mientras las cantadas resonaban también en la calle Lili y en los jardines de Ucha. La Moreira, Chucha, Marta Méndez, Catu, Puri y Sole hacían los coros a un acordeonista. «¿Queréis un poco de bolla?», «a esta ronda me toca invitar a mí» y «qué bien nos venía una sombrilliña» fueron algunas de las frases más repetidas en una velada que se prolongó toda la tarde. Ramilletes de flores en las ventanas, en las rejas, en cualquier rincón por pequeño que fuera, dando la bienvenida a la primavera, como un ritual imprescindible, colectivo, humilde y hermoso. Siguiendo la tradición de un barrio que está vivo durante todo el año, pero que es ahora cuando explota en colores y sonrisas.
