MARTA CORRAL | Ferrol | Viernes 27 enero 2023 | 14:21
Virginia Woolf cumplió 141 años el pasado miércoles. Y digo cumplió porque sigue viva en sus libros, en sus ensayos feministas. Continúa animándonos, por ejemplo, a tener una habitación propia donde ser conscientes de nuestro deseo y poder trabajarlo dejando a un lado la ardua tarea impuesta por ser mujer. No creo que fuese casualidad que precisamente el 25 de enero haya sido el día que entrevisté a Cristina Moreira por teléfono.
La Moreira (Ferrol, 1982) es actriz, dramaturga, gestora cultural y ferrolanísima. «Una señora del teatro que se merecía el Jofre», bromea al otro lado del teléfono, advirtiéndome que no escoja esta frase para titular este artículo. Me comprometo a no hacerlo, apostando por la amistad que nos une desde que yo repartía publicidad del Gadis y ella me surtía al otro lado de la barra del Pinsapo. En estos años, ambas hemos construido nuestras habitaciones propias, pero aquí la importante es la de ella que, además, es una cocina.
La maravillosa cocina de Moreira se ha convertido en el escenario de una residencia artística permanente en la que han ido recalando todo tipo de personas creativas que llegan a Ferrol gracias a ella. No en vano, en esa misma mesa se ha cosido un festival tan exitoso como Fóra do Mapa y una pieza tan esperada como La buena muerte, la comedia trágica que se estrena este sábado 28 de enero en el Jofre a las 20:30 horas ―y cuyas entradas se pueden adquirir en la taquilla del teatro o en este enlace.
Un teatro para ella sola, pero rodeada de talento
Superado el síndrome de la impostora, Moreira se encontró con la complicidad de la gestora cultural del Jofre, Blanca G. Agulló, y el respaldo de la Concellería de Cultura para tener al fin el teatro para ella sola. «He actuado muchas veces allí con más gente, pero nunca lo tuve para mí. Ahora he podido hacer esta residencia técnica durante una semana en este espacio escénico y espero que no sea la última», sostiene.
No obstante, Moreira no ha querido estar del todo sola en esta muerte y resurrección, y por eso ha querido rodearse de otros talentos que se sumen al suyo. Así, ha contado con Laura R. Iturralde para crear la escenografía: «Tenemos la broma de que todo el mundo habla de ella por haber hecho la de Tanxugueiras en el Benidorm Fest o la iluminación de Fariña, pero estamos hablando de una mujer que acumula cinco premios María Casares y nueve nominaciones en los últimos cuatro años», aplaude.
También ha confiado en la dramaturga Cristina Celada (Madrid, 1975), de El Pollo Campero, para hacer el acompañamiento artístico en la creación de la pieza, en Marcelo Rodríguez para el vestuario y en Puri Ramos para ilustrar el maravilloso cartel del espectáculo. «He aprendido a permitirme estar acompañada y trabajar con gente que me gusta, trabajar en conjunto, porque mejoran tu idea y el desarrollo. A delegar en el proceso creativo para que enriquezca el resultado», valora Moreira.
Este proceso, ahonda, ha sido «alegre, divertido, disfrutón», dentro del habitual camino empedrado de «miedos y dudas» que supone la creación. A pocas horas del estreno y con las entradas volando a pesar de haberse puesto a la venta el pasado martes, Cristina Moreira considera que «es guay jugar en casa, pero también implica miedo porque la gente tiene muchas expectativas». No nos avanza mucho sobre el contenido y nos deja algunas preguntas en el aire: «¿Es un cabaret? ¿Es una comedia? No lo sé muy bien».
Lo que sí tiene claro es que después del estreno pretende girar con la pieza por la península, porque «aunque tiene muchas cosas que están vinculadas con Ferrol como escenario, es muy exportable y tengo ganas de crear y de hacer, de viajar con esto y que la vida me siga llevando». Esa predisposición a dejarse mecer por el movimiento vital explica, por ejemplo, cómo una pieza que empezaba abordando el suicidio haya terminado por hablar de las muertes y resurrecciones que se suceden en nuestras vidas.
«Morimos muchas veces y de muchas maneras, y hay que desdramatizarlo porque forma parte de la vida. Nos morimos y renacemos. Yo ahora estoy renaciendo después de muchas muertes», confiesa, prometiendo risas, sí, pero también removernos, como hace siempre. Aunque la Moreira estuvo con Lady Tiger en Madrid hace ahora dos años, concibe Fóra do Mapa como si fuese un espectáculo en sí mismo y Déborah Vukušić estrenará en febrero la pieza que le ha ayudado a perfilar, La buena muerte supone el regreso a los escenarios ferrolanos de la actriz que, al fin, tendrá un Jofre para ella sola, como la Virginia Woolf.